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Unidos por un aire más limpio. ¡El cambio empieza en ti!

En el marco del Día Mundial del Pulmón, que se celebra cada año el 25 de septiembre, y con el objetivo de visibilizar y concienciar acerca del cuidado de la salud respiratoria, la Fundación Lovexair, en línea con el llamamiento de la OMS y con el apoyo de más de 20 organizaciones internacionales, impulsa la campaña global “Unidos por un aire más limpio. ¡El cambio empieza en ti!

 

 

El impacto de la calidad del aire en nuestra salud

Según la Organización Mundial de la Salud, únicamente un 12% de la población mundial que reside en ciudades respira aire limpio, y casi la mitad convive con una polución 2,5 veces mayor que los niveles recomendados. Por su parte, Naciones Unidas cifra en más de 7 millones las muertes mundiales relacionadas con la contaminación del aire.

La realidad es que cada día convivimos con altos niveles de dióxido de nitrógeno y de azufre, ozono, monóxido de carbono, sulfatos y partículas (conocidas como PM10 y PM2,5) que están suspendidas en el aire de nuestras ciudades y que respiramos de forma automática.

 

Por eso este año hemos puesto ahí el foco de nuestra campaña anual en torno al Día Mundial del Pulmón: en la contaminación del aire y su impacto en nuestra salud general y respiratoria, en particular.

 

Más de 20 organizaciones internacionales se han unido a nosotros para sensibilizar sobre la importancia de respirar un aire limpio y proteger nuestros pulmones. ¿Cómo? empezando por nosotros mismos:

  • Uniéndonos colectivamente para exigir medidas por parte de los gobiernos locales, nacionales y mundiales.

 

  • Aprendiendo a proteger nuestros pulmones diariamente, especialmente en el caso de poblaciones vulnerables, como personas mayores, niños, y personas con afecciones respiratorias.

 

De dónde procede la contaminación

Solo si conocemos el origen que provoca un daño podemos luchar contra él. Por eso, para saber cómo proteger nuestros pulmones, primero es necesario saber de dónde procede la contaminación que respiramos:

  • Contaminación interior: la contaminación atmosférica en espacios cerrados puede proceder de fuentes como chimeneas, calentadores, tabaco, materiales de construcción, mobiliario, productos de limpieza, humedades y sistemas de refrigeración. La buena noticia es que, en el caso de viviendas privadas, tenemos cierta capacidad de control sobre ellas, pudiendo eliminarlas o modificar su uso para reducir su impacto.

 

  • Contaminación exterior: las fuentes de contaminación exterior, por el contrario, escapan de nuestro control. Se requieren, por tanto, medidas globales, nacionales y locales para mitigar el efecto del humo y polución provocada por el sector de la energía, el transporte, la gestión de los deshechos, la planificación urbana y la agricultura.

 

Cómo nos afecta

Existe numerosa evidencia científica que ha evaluado la forma en que estos contaminantes afectan la actividad de nuestros pulmones:

  • Las llamadas “partículas MP10” (partículas de menos de 10 micrómetros de diámetro) pueden penetrar y alojarse en el interior de nuestros pulmones, causando irritación e inflamación  y dañando las paredes de las vías respiratorias.

 

  • Las conocidas como “partículas MP2.5” o partículas finas (de menos de 2.5 micrómetros) pueden ir más allá porque atraviesan la barrera pulmonar, incorporándose directamente a nuestro torrente sanguíneo y pudiendo afectar a órganos principales de nuestro cuerpo y poniéndonos en riesgo de sufrir afecciones graves cardíacas y respiratorias.

 

  • El ozono, nitrógeno y azufre pueden además causar la aparición o agravamiento de asma, EPOC, síntomas respiratorios, inflamación pulmonar y reducción del correcto funcionamiento de nuestros pulmones.

 

Cómo podemos protegernos

Cuando un alimento nos sienta mal, basta con dejar de comerlo para evitar el daño. Sin embargo, no es tan fácil hacer lo mismo con el aire que respiramos, sencillamente, porque no podemos dejar de respirar. Pero sí podemos poner medidas para limitar su impacto en nuestra salud. Aquí algunas de ellas:

  • Evita caminar por las zonas de más tráfico en las horas de mayor afluencia.
  • Evita pasar tiempo en puntos específicos con alta densidad de tráfico, por ejemplo, junto a automóviles detenidos junto a semáforos.
  • Evita usar el coche en días con altos niveles de contaminación.
  • Al hacer ejercicio al aire libre, trata de hacerlo en zonas y horas de menor contaminación ambiental.
  • Evita permanecer en zonas donde se estén quemando residuos.
  • Considera usar mascarillas cuando la exposición a contaminantes sea inevitable, como en lugares de trabajo o en la calle en horas de alta contaminación, o en casos de incendios forestales, erupciones volcánicas, episodios de polvo del desierto o en momentos de limpieza después de desastres.
  • Incluye el hábito de chequear diaria o periódicamente apps de medición de la calidad del aire exterior o interior para ser consciente de los niveles de salubridad del aire que te rodea.

 

Se han unido a nuestra campaña:

 

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Si tienes cualquier duda sobre este u otro tema relacionado con tu salud pulmonar escríbenos a cuentanos@lovexair.com y te responderemos lo antes posible.

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