Gripe Estacional
Llega el invierno, y con él la temida gripe. La gripe estacional es una infección vírica aguda causada por un virus gripal de tipo A, B y C, siendo este último mucho menos frecuente. Su periodo de inc
Llega el invierno, y con él la temida gripe.
La gripe estacional es una infección vírica aguda causada por un virus gripal de tipo A, B y C, siendo este último mucho menos frecuente.
Su periodo de incubación, es decir, el tiempo que pasa desde que una persona se infecta hasta que aparecen los síntomas, es de unos dos días. Los signos y síntomas más frecuentes son la fiebre alta de inicio súbito, tos normalmente seca, dolores musculares, articulares, de garganta y cabeza, malestar general intenso y abundante secreción nasal. Todos estos síntomas, en la mayoría de los casos, suelen desaparecer en una semana, incluso sin atención médica. El problema está en las personas de riesgo en los que la gripe puede convertirse en una enfermedad grave que en ocasiones lleva hasta la muerte.
Los grupos de riesgo más importantes son los menores de 2 años, los mayores de 65 y las personas con patología crónicas de tipo cardiaco, hepático, sanguíneo… y, como no, pulmonares (EPOC, asma…)
La propagación de la gripe estacional es muy sencilla, sobre todo puede extenderse muy rápido en lugares donde convive mucha gente (escuelas, oficinas…) El virus viaja en la saliva y en las mucosas de las personas infectadas, cuando éstas estornudan o tosen estos microorganismos salen al exterior pudiendo ser inspirados por otra persona. Igualmente, pueden viajar por el aire hasta depositarse en objetos. Cuando una persona toca un objeto contaminado sus manos quedarán infectadas siendo un medio de transporte de este virus. Si se toca la boca, la nariz o los ojos con las manos contaminadas el virus puede pasar a su interior, además todos los objetos que toque quedarán infectados, siendo fuentes de propagación e infección de la gripe.
Para reducir la propagación también en importante evitar el contacto físico con las personas infectadas (besos, abrazos…)
Para evitar la transmisión es necesario realizar un lavado frecuente de manos y de objetos tocados por una persona infectada, además de cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo desechable al toser o estornudar, o, en su defecto, con el brazo.
Afecta anualmente en el mundo al 5-10% de los adultos y al 20-30% de los niños, siendo una importante causa de hospitalización y muerte en los grupos de alto riesgo, principalmente.
Para prevenir la enfermedad se está utilizando la vacunación, siendo muy importante su utilización en las personas de riesgo como las mujeres embarazadas, los niños entre 6 meses y 5 años, los mayores de 65 años, los enfermos crónicos y el personal sanitario. Con esta medida se prevendrán muchos casos y en otras ocasiones se disminuirá la gravedad de la afectación.